Ha llegado la primavera, y con el buen tiempo también llegan los peligros de la oruga procesionaria, que aparece con frecuencia los meses de marzo y abril. La procesionaria, es una pequeña oruga con pelos urticantes, que al contacto con la piel o mucosas desencadena reacciones inflamatorias o alérgicas agudas. Los meses que la temperatura aumenta la procesionaria baja de los pinos para enterrarse en el suelo, circulando todas juntas en “procesión”, llegando a construir filas de entre 100 y 300 individuos.
Esta pequeña oruga se desplaza en grupo y en fila india, debido a esta forma de moverse y sus llamativos colores, llama la atención de nuestras mascotas, atrayéndolos para olerlas, jugar con ellas o incluso comérselas.
Cuando nuestras mascotas entran en contacto con la oruga procesionaria, los signos empiezan al poco tiempo. Observando urticaria, salivación, rascado, nerviosismo. Posteriormente, podemos ver inflamación de la cara, boca, ojos, incluso vómitos y dificultad respiratoria. Si la inflamación continúa puede desencadenar cuadros más graves, como úlceras, necrosis de los tejidos y si afecta a la garganta puede verse comprometida la respiración.
En este tipo de casos es importante acudir de inmediato al veterinario y así intentar frenar la reacción inflamatoria. Su veterinario valorará la gravedad del proceso siendo necesario en la mayoría de los casos la hospitalización.
El mejor tratamiento es la prevención, recomendando, en esta época del año, evitar zonas con pinos y abetos o pasear a nuestras mascotas siempre con correa.